Hoy día es usual conversar acerca de como los niños pequeños nos sorprenden gratamente con su inmensa creatividad, y de como con el pasar de los años éstos van perdiendo esa genialidad creativa. Es por ello que he querido investigar un poco más en el tema para conocer el por qué de éste cambio.
En un estudio publicado en el libro Breakpoint and Beyond: Mastering the Future Today de George Land y Beth Jarman (publicación en español: Más allá del cambio) en el que se midió la capacidad creativa de un grupo de 1.600 niños mediante la aplicación de un test de creatividad a lo largo de su infancia, encontraron que el 98% de los niños de 5 años evaluados fueron calificados como altamente creativos. Al volver a evaluar a esos mismos niños cuando cumplieron los 10 años, sólo el 30% de éstos resultaron altamente creativos. Por último, el test les fué aplicado al grupo de niños al cumplir los 15 años y únicamente el 12% de los mismos resultaron calificados en la categoría correspondiente a los altamente creativos.
George Land concluye con este estudio, que a los niños no se les enseña a ser creativos si no que por el contrario, pareciera más bien que se les enseñara a ser no creativos, por lo que los maestros deberían esforzarse en generar el entorno adecuado que promueva la innovación, motivar y ser facilitador en procesos de aportación de nuevas ideas, en la promoción del pensamiento crítico y de la toma de decisiones para la solución creativa de problemas.
Hasta aquí tenemos los hechos, ¿pero que hay detrás de todo esto?, ¿cuál es la causa de que ésto ocurra más allá de la formación que reciben nuestros niños en el colegio?
Pues bien, ahora analizaremos el concepto de plasticidad cerebral y poda neural o sináptica.
Se entiende por plasticidad cerebral al proceso de reorganización en caminos neuronales de los conocimientos y experiencias que vive un individuo a lo largo de toda su vida, siendo éstos modelados por el entorno y por los procesos de aprendizaje, y aumentando o disminuyendo su actividad según la edad.
Durante los primeros años de vida, el cerebro de un individuo es desbordado por toda la información que recibe de los sentidos . Es aquí donde la genética establece cual es el camino neuronal que se ha de establecer para cada una de esas señales, así los nervios opticos envían señales hacia el lóbulo ocipital que es donde se maneja el sentido de la vistal y no hacia el lóbulo temporal izquierdo posterior que es el que maneja el lenguaje, estableciendose de éste modo los caminos neuronales básicos para el manejo de los sentidos.
Durante la infancia el cerebro crece rápidamente. Al momento del nacimiento cada neurona en la corteza cerebral pasa de poseer aproximadamente 2.500 conexiones (sinapsis) a 15.000 a los 3 años de edad. Según el Dr. Jay Giedd el crecimiento de conexiones neuronales durante la infancia es desorbitado.
A medida que vamos creciendo, las experiencias, vivencias y conocimientos que vamos adquiriendo hacen que las conexiones y caminos neuronales que más utilizamos se vayan fortaleciendo mientras que aquellas que se usan menos o que han dejado de usarse se debilitan y mueren produciendose así la poda neuronal. Es la plasticidad neuronal la que permite dicha poda, y por ende la reorganización cerebral para adaptarse y trabajar de manera eficiente.
De acuerdo a lo expresado por el Dr. Jay Giedd, este proceso de reconstrucción cerebral dura hasta aproximadamente el final de la adolescencia alcanzando su mayor nivel al pasar a la edad adulta.
De lo anteriormente expuesto podría desprenderse que si un individuo crece en un entorno que le permita vivir experiencias de manera continua, y sin sobre-estimulación, en el que se promueva la generación de nuevas y rompedoras ideas, en el que se utilizen diferentes perspectivas para enfocar un reto o un problema a fin de plantear posibles soluciones, en el que se premie el esfuerzo y la creatividad y no se castigue el fracaso, en el que no sólo nos dediquemos a analizar y adquirir conocientos sino que también tengamos libertad para experimentar, en el que se proporcione el espacio para indagar en aquellas cosas que llamen nuestra atención, conseguiríamos entonces fortalecer aquellas conexiones y caminos neuronales que logran desarrollar y mantener las competencias creativas de los individuos y evitar que éstas se pierdan en el proceso de poda neuronal, cambiando la tendencia revelada en los resultados obtenidos por George Land y Beth Jarman.
Erin Hoiland Neuroscience for Kids Consultan thttps://faculty.washington.edu/chudler/plast.html
George Land y Beth Jarman (1992) Breakpoint and Beyond: Mastering the Future Today
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